Esta mañana he salido de casa tan contenta; con mi bolso en una mano y el carrito de la compra (naranja y cantoso a más no poder) lleno de ejemplares de mi novela Brujas bailando el tango. Misión: dar respuesta al clamor popular (ja, ja, ja…) de las personas que en redes y en persona me han dicho que preferían comprar mi libro en librería y apoyar así el comercio local. Requetebién.
Así que, comprometida a tope con la petición, me he ido a ver a Daniel González, colega de profesión, escritor (En el fondo del vaso) y librero vocacional en la librería Ayala, que me está ayudando un montón compartiendo conmigo su experiencia en la tarea de publicar y promocionar libros cuando no te conocen en el mundo editorial.
Daniel ha hecho un hueco a mis libros en Ayala y, además, me ha pedido que dedicara uno a su madre, que cumple años. Este chico es un sol.
De Ayala he ido a otras librerías de la ciudad y tengo que decir que en todas me han tratado fenomenal y han acogido mis libros en sus exposiciones. Así que, tras mi primera ronda, he vuelto a casa con el carrito vacío y mucha ilusión.
Si quieres sugerirme alguna librería a donde hacer llegar mi novela, déjame un comentario bajo esta entrada, o escríbeme; que allá que iré con mi carrito naranja y mi taco de albaranes 🙂